miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cuestión de radar

Es curioso, pero todos hemos tenido alguna vez la sensación de que un camarero nos ha visto levantando la mano para llamar su atención y éste esquiva sutilmente su radio de acción hacia otra parte alejada de la nuestra, como si no existiéramos, como si nuestra petición no fuera con él… y lo reconozco, yo también lo he hecho alguna vez.
Explicación, muchas. Justificación, ninguna.
Recuerdo perfectamente mis inicios detrás de una barra, sentir el agobio de no dar abasto, de poner miles de lavavajillas mientras “tiraba” cientos de cafés “al minuto”, esa hora punta odiosa y descompensada que por más que te prepararas (fijaros en las cafeterías que preparan los platos con la cucharilla y el azúcar, amontonándolos) nunca llegabas…
Y ahí empieza surgir el radar, empiezas a desconectar, a hacer sufrir al cliente…”este va a tener que esforzarse si quiere un café”, a castigar incluso con algún mal modal…
Por supuesto, no siempre es así, ayer mismo tomaba café en una barra abarrotada de indios ante una sola camarera y jamás, sin perder la sonrisa, atendió a todos, eso sí, entre líneas percibías el agobio, la preocupación por fallar, por no llegar… espero que no se queme pronto, pero os juro que pasó por mi cabeza, “si tuviera un garito, la fichaba”, quizás, con la que está cayendo, ésta es la actitud!.
Así que, cuando un camarero os ignore, mi consejo es, sed más simpáticos que nunca, suelen reflexionar poniéndonos de nuevo en su campo visual.

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